martes, 24 de marzo de 2009

Manteca a Nueva Dehli.


Viernes, 7.30 AM en Nueva Dehli.

La noche es una bóveda solitaria en donde las sombras a la distancia repliegan los ecos en efecto Doppler que se funden entre la lejanía y el adiós. Algo o alguien transmite señales. Algo o alguien las descodifican para sentir en la brevedad del murmullo, un latigazo que los convierta en cómplices de una emisión mas. No estamos solos, y eso es cierto, la voz, como mecanismo de alcance, alcaza y es que acaso, alcanza y sobra, mientras las sobras de lo que fuimos hoy, se duerme tranquilo, pone el reloj a las 6.30, y se acuesta a soñar el sueño de los deseos.
Mientras (y es que siempre hay un “mientras” en algún lugar) nuestro ser noctámbulo prende la radio para la comunión anunciada, para el desprolijo momento de apiñarnos decididos a pertenecer, por lo menos, a un lugar donde no importa la gravedad de tus tetas, ni la opacidad de tus ojos, ni mucho menos el largo de tu entrepierna, por que, ahí, en el éter, todos somos etéreos, inconsistentes e imaginarios (que hermosa oportunidad de volver a ser, de renacer, de planificarnos nuevamente, por que, que mejor que lo abstracto para rehacernos, limpitos, grosos o antiheroicos).
Por eso es que en Nueva Dehli, mientras son las 7.30 de un viernes, aquí, es un jueves faltando apenas una hora para otro dia. Y es que prendo la radio. Y escucho. O creo escuchar una sirena, una voz de alerta. Algo, sin lugar a dudas, algo, esta pasando en algún lugar.
Hay un picardía en cada palabra, un doble sentido o un sentido inverso que desprovisto de una definición certera y única hace del lenguaje, una matanza a lo Chernobyl, pero sin plutonio de por medio. Y es que hay que estar ahí para saber de que se trata, o huir por la tangente de su discurso para que la locura mas falaz, no nos tome de improviso, no nos convierta en adictos en busca de un elixir perenne y risueño que nos conmueva hasta al tuétano, y nos haga, por fin, esclavos del dial.
Pero no podemos huir, o el camino hacia la cama se hace invisible y ni las migas de Hansel, ni las de Gretel, podrán trazar el sendero que nos conduzcan hacia la almohada. No. Hemos sido tomados de rehén. Nos sedujo la voz el locutor, o los, o los tantos que desde otro lado se conectan y son partes de un todo, sin conocer al individuo como objeto único. No, el todo es todo, y no importa las individualizaciones. Es, la unión, el nexo necesario que una, una y fortalezca, fortalezca y alimente, alimente la necesidad de la compañía, aunque, la compañía sea acaso, una voz en la radio.
Así no mas, me invito a la cofradía, al aquelarre, ese embrujo o magia que desprenda la noche, cierre los grilletes de una ciudad tortuosa y mal parida y nos aliente, desde el micrófono hasta el píxel mas pequeño de mi oido, a sacar mis demonios predilectos.
Nueva Dehli despierta, Buenos Aire presume sueño, y como decía una radio hace tiempo atrás, “mientras tanto, una nueva hora, comienza”.

3 comentarios:

Tuky dijo...

Vamos guada carajo!!!!

MariaN dijo...

A LA PELOTA!!!! NO SABIA Q SE PODIAN USAR TANTAS PALABRAS PARA DECIR:LA VERDAD Q ME GUSTO EL PROGRAMA ESE Q ESCUCHE EL JUEVES POR INTERNET! ....JAJAJAJ

TUKY: SEEEHHH YEAH!! VAMOS GUADA!!!
PERO NO SE POR Q LA ESTAMOS ALENTANDO, OJO , NO POR Q M EHAGAN FALTA MOTIVOS, PERO ME PARECE Q ESTE POST ES DE OCEANO(?)

Oceano dijo...

no importa MariaN...

AGUANTE GUADA!!!... no me bajes los brazos!.